Aunque la mayoría de los autores emplean de forma
generalizada el concepto de “indirecto”, los costos no directos se pueden
dividir en:
- Semidirectos: son aquellos que no pueden ser aplicados
directamente a un producto, pero sí pueden llevarse directamente a un centro de
costo.
- Indirectos: no son directos al producto ni tampoco al
centro. Son comunes a dos o más productos o centros, por lo que deberemos
elegir algún criterio de reparto.
Esto se puede ver mejor con un ejemplo. Queremos medir el
consumo eléctrico de una empresa, para ello colocamos un medidor de tensión en
cada sección, conociendo así el consumo de cada una de ellas (semidirecto). Si
no ponemos los medidores, únicamente conoceremos el consumo global de la
entidad (indirecto).
Los costos indirectos, se clasifican en dos grandes grupos:
- Costos Indirectos de Producción (CIP): son costos del
producto necesarios para la producción tales como el costo de aprovisionamiento
y fabricación. El caso típico es la Mano de Obra Indirecta (MOI), que consiste
en que determinadas personas elaboren varios productos o en distintas secciones
de la empresa. Además, en la misma hay que incluir los tiempos perdidos o
improductivos.
- Costos Indirectos Generales (CIG): son costos del período
no necesarios para fabricar, tales como comerciales, administración y
financieros (estos últimos los llevamos directamente a la cuenta de resultados
financieros).
En la actualidad, debido a que los procesos de producción
están más automatizados, los costos indirectos van adquiriendo mayor relevancia
en detrimento de la MOD. Y no sólo eso, sino que en la práctica las materias
primas de valor poco significativo podemos tratarlas como costo indirecto para
ahorrar lo que supondría para la empresa el estar llevando un control tan
constante.
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